Se considera que la bossa nova nació en 1958, cuando João Gilberto grabó “Chega de saudade” (algo así como “Basta de nostalgia”). Esta canción con letra de Vinicius de Moraes y música de Tom Jobim ya había sido cantada por Elizete Cardoso sin demasiada repercusión pero la versión de João Gilberto fue un éxito inmediato en Brasil y se la reconoce como la primera canción de bossa nova. Incluso en el año 2000 fue incluida en el Grammy Hall of Fame. Así pues, este año se celebran 50 años de bossa nova y, aunque por poco se me pasa el acontecimiento, creo que todavía estoy a tiempo de remediarlo trayendo a uno de sus máximos exponentes, Tom Jobim.
La bossa nova nació bajo el impulso de un grupo de estudiantes y músicos de clase media procedentes de Rio de Janeiro, entre los que se encontraba Tom Jobim, que en esos momentos tocaba el piano en night clubs tras haber cambiado ya su deseo de ser arquitecto por la música, y se popularizó en todo el mundo gracias a la colaboración con músicos de jazz estadounidenses como Stan Getz o Charlie Byrd en la década de lo sesenta. Ante el éxito en Estados Unidos, Jobim estuvo durante años viviendo a caballo entre Los Ángeles y Rio de Janeiro. En Estados Unidos grabó algunos de sus mejores trabajos como “Wave”, “Tide” y “Stone Flower”. Años más tarde, intentó introducir en su música sonidos más tradicionales de Brasil y una inquietud creciente por la naturaleza y la ecología publicando discos como “Matita Pere”, “Urubu” y “Terra Brasilis”. Tras finalizar el auge de la bossa nova en Estados Unidos, Jobim regresó definitivamente a Brasil donde formó un grupo denominado “Nova Banda”, con la que grabó discos como “Passarim”, “Inedito” y “Antonio Brasileiro”.
El 8 de diciembre de 1994 falleció en el Hospital Monte Sinaí, en Nueva York a causa de un infarto. El traslado de su cuerpo en avión hasta el aeropuerto de Rio que ahora lleva su nombre, el velatorio en el Jardín Botánico por el que paseaba a diario durante los últimos años de su vida y su entierro fueron actos multitudinarios y una muestra de respeto hacia el músico que hizo mundialmente famosa la música popular brasileña. Desde 2006 en el Jardín Botánico de Rio funciona el Centro Tom Jobim de Cultura y Medio Ambiente, que mantiene vivo el profundo interés de Tom Jobim por la naturaleza.
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2 comentarios:
Maravillosa musica, con un poder evocador tremedo...Cuando una la escucha tiene la sensancion de estar en una de las fantasticas y miticas playas de Rio de Janeiro...Ipanema,Copacabana....Quien estuviera alli ahora.....La musica es "otra" forma de viajar...con la mente y sin salir de casa..y encima gratis.
Gracias por este bonito despertar en una gris mañana otoñal.
La verdad es que es fantástico el poder que tiene la música no sólo para evocar otros rincones o momentos sino también para alterar el estado de ánimo. Vamos que no entiendo porque las medicinas no vienen con una guía de canciones recomendadas para mejorar su efecto ...
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